Este 14 de Abril conmemoramos el 81 aniversario de la proclamación de la II República. Lo hacemos en unos momentos de recortes en los derechos sociales y de limitación de las libertades colectivas e individuales nunca antes conocidos tanto por su profundidad como por el corto espacio de tiempo en que se están produciendo.

La pérdida de derechos laborales y sociales, la privatización de servicios públicos esenciales puestas en práctica con las dos últimas reformas laborales y otras medidas del gobierno nos llevan a un nuevo modelo de relaciones sociales donde prima la “ley del más fuerte”, el ideal del liberalismo político.

La última reforma de la Constitución del 78 ha constitucionalizado al neoliberalismo al poner por encima de cualquier consideración el pago de la deuda externa, la sumisión a los “mercados”, con ello, las fuerzas al servicio del capital financiero especulativo han dinamitado el pacto constitucional y convertido en papel mojado el estado social y de derecho que proclama dicha Constitución.

A principios del siglo XX la idea de la República significaba para los trabajadores y trabajadoras un régimen que reconocería derechos laborales, sociales y políticos y que mejoraría sus condiciones de vida, su proclamación en 1931 y la Constitución que aprobaron las Cortes confirmaron sus esperanzas. La II República española, una república de trabajadores y trabajadoras, fue destruida por las clases dominantes por atreverse a intentar acabar con los privilegios de unos pocos para poner la economía al servicio del ser humano, de las mayorías sociales.

Somos una tierra de recursos y gente trabajadora. España es rica pero desigual, muy desigual, baste decir que las grandes empresas defraudan cada año 62.480 millones de euros ¡cada año! En comparación cabe decir que el primer gran recorte de Rajoy ha sido de unos 14.000 millones. Hay dinero, hay riqueza, hay posibilidades, pero están muy mal repartidas y dirigidas.

Cada 14 de Abril los demócratas españoles tenemos una obligación de merecido homenaje a aquellos que defendieron la democracia frente al golpe de Estado de 1936. Los que la defendieron antes del golpe, los que lo hicieron durante el mismo y aquéllos y aquéllas que lucharon por la democracia en los 40 años de dictadura y entre ellos y ellas, especialmente a los miles de comunistas que perdieron sus vidas o parte de ellas en los muros de los cementerios, en las cunetas, en los frentes de batalla de Europa, en los campos de exterminio nazis y en las cárceles franquistas.

Sin embargo, esto no será posible si miles de ellos y ellas siguen “desaparecidos” en cunetas y fosas indignas. Mientras que el Estado no asuma su responsabilidad, no cumpla con los convenios y tratados internacionales, por uno de los mayores genocidios de la historia contemporánea, no podremos pasar esa página de la historia, desde aquí seguimos exigiendo, verdad, justicia y reparación.

Seguimos pidiendo tutela judicial para aquéllos y aquéllas que fueron asesinados y enterrados en fosas comunes, seguiremos intentando la reparación judicial y a todos los efectos de los que fueron juzgados y asesinados tras juicios sumarísimos, y continuaremos buscando la manera de que los crímenes del franquismo sean considerados como lo que realmente son, delitos contra la humanidad y por lo tanto, siguiendo la doctrina del propio Supremo, delitos que deben ser conocidos, perseguidos y condenados por parte de los Tribunales de Justicia.

No olvidamos a los héroes de la democracia en este nuevo 14 de Abril, les rendimos el sentido homenaje que merecen y que en muchas ocasiones les han negado instituciones y partidos que se reclaman democráticos.